lunes, julio 31, 2006

THE EXCUSE - 1 DE AGOSTO DE 2006

Estimados: el viernes, y aprovechando que preveía que el domingo tenía mucho para hacer, me dije: "Bueno, voy a sacarme las ganas que me quedaron desde que estuve en terapia intensiva y no pude ir al recital". Obsesivo que es uno, una de las primeras cosas que pensé cuando desperté en el hospital fue si ya había pasado el recital, y no, pero no podía salir.
Esto fue el viernes, decía. Quedé en ir con un amigo del trabajo. Así que el domingo por la tarde le llamé, nos encontramos, y fuimos para el Camarín de las Musas, en Bravo 960 (que queda cerca de la UTN-FRBA; vaya coincidencia).
La excusa era ver a The Excuse, un ensamble que toca música de cámara (uno de los géneros que más me gustan), y más que nada, conocer a Isol en persona, saber si esa voz maravillosa que uno escuchaba a través de los discos de Entre Ríos, eran tan así. Ya hace años, pero esta vez con cierto conocido grupo de ópera (conocido entre quienes que nos gusta ese género, y que hoy, creo, ya no existe, y del que daría más data si no fuera que mis neuronas -todavía sacudidas por dejar de funcionar un rato- recuerdan cosas muy vívidamente -como no recuerdo que pasara antes-, pero otras cosas... ni noticias siquiera, como el nombre de esa banda; hasta me acuerdo de los rostros de dos de los cantantes -eran cuatro, si no me equivoco-, uno pelado y otro de barba, pero nada más), que su barítono era un conjunto de pifies de notas. Sin embargo, no sé por qué, nunca creí que Isol fuera una incorrecta intérprete en escena.
¿Por qué esto? A Isol no la conozco, así que todo lo que pienso de ella, lo pienso sin tener corroboración de charlas o cosas así. Un amigo mío diría que es más objetivo, y supongo que en algún punto puede tener razón.
Considero que es Una Artista. Y no sólo eso: Una GRAN Artista. Su voz fue la que hizo que Entre Ríos me gustara, porque su voz es cautivante. Sobre todo a mí, que las buenas cantantes femeninas enseguida me atrapan, como Loreena McKennitt, Kate Bush, Maggie Really.
Pero con ella hay más: sus dibujos, la faceta en que la conozco gracias a su blog, me hechizan. Y lo que veo en todo eso, es alguien que sobre todo, pone garra en lo que hace, alguien que, creo, hace todos los esfuerzos por ser mejor en lo suyo, que sospecho no tiene miedo a experimentar nuevas técnicas o intentar nuevos rumbos.
Lo único que lamento es que alguien como ella no sea más conocida, o reconocida. Aunque no sé si Isol, y los otros músicos que van juntos en esta aventura, se planteen ser famosos. Más bien, creo, supongo, aman la música, aman el arte en sí mismo, aman esa forma de expresión tan inasible, tan profunda, tan dadora de sentimientos contrapuestos. Y de todos modos, ser famosos para ser comparados con gente como Los Ratones Paranoicos (ajjj) o Bersuit Vergarabat (ajjjj ²) no creo que les complazca mucho.
O eso piensa uno y a lo mejor eso es lo que uno se imagina (uno siempre a alguien que le cae bien le agrega virtudes extra). Pero sigan hasta el final, y verán por qué estoy seguro que no es así.

Bueno, estaba en que íbamos con mi amigo rumbo al recital. Para probar esa camarita nueva que conseguí antes de mi ataque, probé sacar fotos a la avenida. Algunas fotos fueron buenas, otras desastrosas. Todavía no me acostumbro a que sea tan livianita, acostumbrado a las cámaras analógicas. Aquí, una de las que salieron bien:

Avenida Córdoba mientras anochece. ¿Qué vuelve hermosa la imagen? ¿Lo bucólico del cielo y las nubes, o lo urbano de los autos y los edificios?

Luego de pagar la entrada (demasiado barata por la calidad de los músicos), en un lugar que remedaba algunos lugares que conocí en otras épocas, nos acomodamos en el mejor lugar que encontramos, e'cir, atrás de un señor mayor que no paraba de mover su cabecita de un lado para otro. La próxima vez iré solo así me siento más adelante, aunque en el fondo estaba copado, menos para sacar buenas fotos. ¡Se hace lo que se puede!
Silencio. Entran los músicos. Ejecutan una pieza. Entra el presentador, Rafael Spregelburd, con un sentido del humor (como dirían las abuelas) pícaro, con una fuerte dosis de ironía, y donde se ve su formación actoral, diciendo todo con la seriedad con que un contador nos diría que estamos en bancarrota ;-).
Las piezas se suceden. Todos dan muestra de buena técnica en la ejecución de sus instrumentos, de real dominio de los mismos, hasta de virtuosismo, podría decirse.


El guitarrista, Pablo Stofblat, con una guitarra con muchas cuerdas. ¡Y las tocaba a todas! :-P

Dentro de esos pensamientos que se le vienen a la cabeza a uno mientras está en medio de cualquier evento o suceso, miraba a esos músicos y pensaba: "Vaya, en otro lugar, en un país con dirigentes con algo más que mentalidad ladrona y arenisca para el resto de las cosas, sabrían que una forma de hacer crecer a una república es apostar por la cultura, por incentivar la creatividad, el estudio de las artes". Pensaba que se tendría que abrir más lugares para estos artistas, no sólo para los de The Excuse, sino para cualquier otro músico o conjunto que quiera tener un lugar donde exponer lo que hace, crea o interpreta.


La cellista, Ingrid Mailing

Sin embargo, pensándolo bien, me dije si a estos músicos en particular, les interesaría tocar más seguido, obtener más renombre. Ya Isol había dejado Entre Ríos porque, creo, su vocación profesional pasa por la su faz de dibujante, y lo de la música, es más bien un hobby, encarado con toda la profesionalidad posible, más que ciertos músicos famosos (que hasta hacen de la mediocridad y la improvisación en el mal sentido, una bandera).


La cellista, Ingrid Mailing; una de las flautistas, Andrea Gavio o Laura Giachini; el guitarrista, Pablo Stofblat

Con respecto a la selección musical, fueron un buen puñado de composiciones, ni muchas ni pocas, con una duración del recital de casi hora y media (si miré bien mi reloj, obvio).


La soprano, Isol Misenta; el alto, Walter Eichenberger; el clavecinista, Mariano Irschick

Pero bueno, uno lo que esperaba es ver a Isol. ¿Les ha pasado de que esperaban que algo les colmara siendo simplemente como uno conoce, y los supera?
Se los digo sin vueltas: esa chica tiene una voz IM-PRE-SIO-NAN-TE, un caudal de voz impactante. Ayudaba el lugar, que, aunque no le daba mucho por la acústica, la verdad que se escuchaban tanto los intrumentos como los vocalistas de manera clara. Y la voz de Isol resplandeció en ese lugar.
Con su voz de soprano (tendría uno que medir sus registros más agudos y más agudos para estar seguro de lo que dice, habla uno respecto a lo que escuchó) entre soubrette y lírica, su gran ductilidad y expresividad dotó de riqueza y musicalidad a los textos que interpretó.


La soprano, Isol Misenta, en una foto que tuve que filtrarla porque la verdad que salió bastante movida la foto, pero era la que más en foco le saqué, así que no iba a desperdiciar el clic :-D

Al final, me quedó una sensación de cierta... ¿cómo decirlo? Tristeza, desazón. Pensaba que este ensamble, y otros conjuntos o intérpretes solistas como ellos, con su calidad musical, deberían ser más conocidos. Es decir, debería ser disfrutado por mayor cantidad de personas. No sé incluso si el problema es la educación musical de los posibles oyentes. Si lo es algo importante el tema de la difusión de estos eventos.
¿Por qué no creo que el tema de la educación musical tenga mucha importancia? En eso, yo soy un ejemplo: soy un chico (bah, chico) de Moreno, donde todo el mundo vive escuchando música de bailanta (que muchos denominan mal como "cumbia", un género principalmente colombiana, de ritmos y coloraturas muy bellas, no esa cosa mediocre y berreta que interpreta las bandas bailanteras), y los maestros de música del colegio no pasaban del "Arroz con leche", de los himnos patrios, o de algunos temas folklóricos, y yo en mi casa, si lograba salvarlos de la devastación que oficiaba mi padre sobre cualquier cosa mía, escuchaba Pink Floyd, Styx, Mike Oldfield, David Bowie, Talking Heads, Los Redondos (la banda de mi vida, esa que me hace llorar y reír sin motivos), Spinetta, Virus, Abuelos, Don Cornelio, Laura Canoura, Los Olimareños, La Sobrecarga, etc. Es decir, tenía un amplio espectro que escuchaba, porque las radios que escuchaba (básicamente, las AM de Radio del Plata y Radio Nacional), los conductores de los distintos programas que escuchaba, eran amplios en sus gustos, o creían que el pasar música más variada, contribuía a la cultura del pueblo, aunque no fueran necesariamente del gusto propio.
Es decir, creo que con la suficiente información acerca de todos los géneros musicales, puede a uno llegar a gustarle cualquier tipo de estilo. Después habrá que distinguir, obvio, de aquello que se vende como enlatado para ser consumido por la masa, prefabricado por estudios de mercadotecnia (que también puede tener cosas valiosas, no hay que ser dogmático), lo que se hace como género musical donde el artista encuentra su expresión más cabal.

Para terminar, hablar (otra vez, y bueh) de Isol. La vi salir rauda hacia la salida del escenario, pero no para retirarse a ningún camarín, sino para estar ahí cuando la gente que fuimos a verles pasara para saludarlos. Ahí la vi más claramente como persona: una persona sencilla, cortés, con sonrisa cabal y alegría a quiénes se acercaban a presentarle sus saludos.
Hay personas que reconcilian este andar solitario, con esa pena cotidiana en que, a veces, todo se desenvuelve. Y como suele pasarme con personas que uno admira, preferí salir.
Afuera, la noche caía. El fresco golpeó mi cara. Era domingo, y la melancolía no suele rondarme ese día, vaya uno a saber por qué, como sí a otros (y que lo expresé -creo- en un comentario en el blog de la antedicha artista). Para dolor, para melancolía, para despertarse con los sueños rotos, con la seguridad de que nada va a cambiar, ni para uno ni para nadie, está el resto de los días.
Así caminé, hasta sumergirme en la negrura de las calles y avenidas de esta ciudad, hasta volverme nadie, como ayer, como hoy, como ahora, como siempre.